En la isla de Santorini se encuentra el pequeño pueblecito de Oia de unos 3.400 habitantes aproximadamente y una altura entre 70-100 metros sobre el nivel del mar. Un pueblo caracterizado por sus puestas de sol que atraen a multitud de turistas.
Su riqueza económica tuvo el momento cúspide entre finales del XIX y principios del XX por el comercio marítimo por el Mediterráneo oriental (especialmente de Alejandría a Rusia).
Su arquitectura geográfica, con casas incrustadas en la roca volcánica en un acantilado, forman un paisaje de una belleza extraordinaria. Es un pueblo medieval, con casas de todos los tamaños que en la antigüedad tenian una actividad defensiva contra los piratas.
Sus características casas blancas (algunas de ellas con tejados azules), sus estrechas calles, su calle principal, "Nikalaou Namikaou", que recorre la colina y su plaza principal forman la estructura de la ciudad.
Aparte de su iglesia, otro elemento conocido es su mirador, antigüamente castillo residencial de la familia Argyri y su viejo molino de viento.
Como curiosidad indicar que las casas son blancas ya que durante los más de 400 años que Grecia estuvo sometida por el imperio Otomano se les prohibió enarbolar su bandera, por lo cual estos pintaron las casas del color blanco como protesta.
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